Radamel Falcao vive un 2011 memorable: ganó todos los títulos que disputó con el Porto. Marcó más goles en la temporada que nadie en el mundo. El Chelsea pagaría hasta 30 millones de euros por él. Ahora, también se destaca en la Copa América.
La Orden de Boyacá, creada por Simón Bolívar, le otorga a cada persona que la recibe el carácter de Caballero. Se trata del máximo galardón que otorga el Gobierno de Colombia a las personalidades destacadas. La explicación oficial señala lo siguiente en cuanto al criterio de elección: "Oficiales que se hayan señalado por sus servicios al Ejército o a la Patria y una distinción altamente honorífica para los ciudadanos del país, así como para los personajes de naciones amigas de Colombia, a quienes se les confiere en reconocimiento de méritos especiales; Que es un deber del Gobierno exaltar esta Orden y velar porque su prestigio se acreciente". En este 2011, un futbolista que hace varios años que no juega en Colombia fue condecorado y a nadie le sorprendió. Se trata de Radamel Falcao García, ese delantero que tuvo una temporada colosal en su segundo año en el Porto: ganó todos los títulos posibles (la Liga Zon Sagres, la Copa de Portugal y la Europa League), fue máximo anotador histórico a nivel continental y el máximo goleador internacional de la campaña 2010/11.
André Villas Boas -el nuevo Mourinho- lo dirigió recientemente en el superexitoso Porto. Ahora, apenas arribado a Londres para conducir al Chelsea, no se olvidó de una de las claves de tanta gloria junta. Y actuó en consecuencia: les pidió personalmente a Roman Abramovich -el magnate ruso dueño del club- y a Bruce Buck -el empresario estadounidense que preside a The Blues- que contrataran a Falcao, ese Tigre implacable. Por estos días, la prensa inglesa sostiene que el club inglés está dispuesto a pagar los 30 millones de euros de la cláusula de rescisión del delantero colombiano y a ofrecerle un contrato anual de 5,6 millones de euros. No hay casualidad. A este jugador que el mundo conoció a través de su paso por River lo justifican los números: en dos campañas con el Porto, ganó seis títulos y marcó 73 goles en 84 partidos.
Falcao consiguió en este 2011 subir al escalón más alto. Ya nadie lo duda: este colombiano nacido en Santa Marta -la misma ciudad en la que El Pibe Valderrama desparramó sus primeros encantos con una pelota- forma parte de la elite del fútbol mundial, a la altura de los grandísimos delanteros que compiten por el FIFA World Player. Hay dos indicios ajenos al campo de juego: las marcas lo comienzan a mirar con más agrado (Kellog's por ejemplo pasea su cara y su cuerpo por cada rincón de Colombia) y sus contratos ya resultan casi tan obscenos como los de las grandes figuras.
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En pleno recorrido para el aplauso, en esta última temporada con el Porto, Falcao le hizo en un solo partido cuatro goles al Villarreal, un integrante del Top 4 en la llamada Liga de las Estrellas. En esa ocasión, retrató el diario El País, de España: "Las prestaciones que ofrece, la capacidad para el desmarque, su brega constante y su aspecto físico sin llegar al 1,80 m. hacen que Falcao, apodado el Tigre, se asemeje en sus formas a Iván Zamorano, el que fue delantero del Sevilla, el Madrid y el Inter. El sacrificio y humildad también le dan un aire al chileno”.
Es lógico: Colombia llegó a esta Copa América con El Tigre como cara visible y como figura. Y él ya comenzó a ofrecer razones para considerar que no se trata sólo de un gran momento: hizo dos goles (ambos frente a Bolivia), que le permitieron a su equipo ganar el grupo que compartió con la Argentina, y demostró que es uno de los escasos cracks que estuvieron a la altura de su nivel reciente. Lo volvió a demostrar: este es El Año del Tigre.
Cortesía: Waldemar Iglesias.
La Orden de Boyacá, creada por Simón Bolívar, le otorga a cada persona que la recibe el carácter de Caballero. Se trata del máximo galardón que otorga el Gobierno de Colombia a las personalidades destacadas. La explicación oficial señala lo siguiente en cuanto al criterio de elección: "Oficiales que se hayan señalado por sus servicios al Ejército o a la Patria y una distinción altamente honorífica para los ciudadanos del país, así como para los personajes de naciones amigas de Colombia, a quienes se les confiere en reconocimiento de méritos especiales; Que es un deber del Gobierno exaltar esta Orden y velar porque su prestigio se acreciente". En este 2011, un futbolista que hace varios años que no juega en Colombia fue condecorado y a nadie le sorprendió. Se trata de Radamel Falcao García, ese delantero que tuvo una temporada colosal en su segundo año en el Porto: ganó todos los títulos posibles (la Liga Zon Sagres, la Copa de Portugal y la Europa League), fue máximo anotador histórico a nivel continental y el máximo goleador internacional de la campaña 2010/11.
André Villas Boas -el nuevo Mourinho- lo dirigió recientemente en el superexitoso Porto. Ahora, apenas arribado a Londres para conducir al Chelsea, no se olvidó de una de las claves de tanta gloria junta. Y actuó en consecuencia: les pidió personalmente a Roman Abramovich -el magnate ruso dueño del club- y a Bruce Buck -el empresario estadounidense que preside a The Blues- que contrataran a Falcao, ese Tigre implacable. Por estos días, la prensa inglesa sostiene que el club inglés está dispuesto a pagar los 30 millones de euros de la cláusula de rescisión del delantero colombiano y a ofrecerle un contrato anual de 5,6 millones de euros. No hay casualidad. A este jugador que el mundo conoció a través de su paso por River lo justifican los números: en dos campañas con el Porto, ganó seis títulos y marcó 73 goles en 84 partidos.
Falcao consiguió en este 2011 subir al escalón más alto. Ya nadie lo duda: este colombiano nacido en Santa Marta -la misma ciudad en la que El Pibe Valderrama desparramó sus primeros encantos con una pelota- forma parte de la elite del fútbol mundial, a la altura de los grandísimos delanteros que compiten por el FIFA World Player. Hay dos indicios ajenos al campo de juego: las marcas lo comienzan a mirar con más agrado (Kellog's por ejemplo pasea su cara y su cuerpo por cada rincón de Colombia) y sus contratos ya resultan casi tan obscenos como los de las grandes figuras.
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En pleno recorrido para el aplauso, en esta última temporada con el Porto, Falcao le hizo en un solo partido cuatro goles al Villarreal, un integrante del Top 4 en la llamada Liga de las Estrellas. En esa ocasión, retrató el diario El País, de España: "Las prestaciones que ofrece, la capacidad para el desmarque, su brega constante y su aspecto físico sin llegar al 1,80 m. hacen que Falcao, apodado el Tigre, se asemeje en sus formas a Iván Zamorano, el que fue delantero del Sevilla, el Madrid y el Inter. El sacrificio y humildad también le dan un aire al chileno”.
Es lógico: Colombia llegó a esta Copa América con El Tigre como cara visible y como figura. Y él ya comenzó a ofrecer razones para considerar que no se trata sólo de un gran momento: hizo dos goles (ambos frente a Bolivia), que le permitieron a su equipo ganar el grupo que compartió con la Argentina, y demostró que es uno de los escasos cracks que estuvieron a la altura de su nivel reciente. Lo volvió a demostrar: este es El Año del Tigre.
Cortesía: Waldemar Iglesias.
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