El colorido y las energías con las que fue recibido el equipo juvenil de Colombia, para disputar el segundo partido del Mundial, se vieron rápidamente recompensado en la cancha.
Los dirigidos por Eduardo Lara fueron los ‘amos y señores’ del encuentro durante los primeros minutos de partido. Al principio el vistoso juego que mostraban en el campo James Rodríguez, Michael Ortega, Luis Fernando Muriel y compañía era premiado en las tribunas, mas no en el marcador.
Vuvuzelas, pitos y el ‘Colombia, Colombia’ retumbaban en las graderías mientras los de amarillo, azul y rojo chocaban una y otra vez contra los fuertes jugadores africanos.
Muriel fue el primero en levantar a todos de sus asientos con un poderoso remate que obligó a Abdul Cadry Sy a soltar el balón para que luego Rodríguez lo enviara muy cerca del travesaño.
Colombia, muy superior en lo futbolístico, evitaba a toda costa el juego de choque que le proponía el once africano, toda vez que por talla y físico los de Malí siempre ganaban.
Pero lo que no pudieron neutralizar los africanos fue la 'magia y chispa' de un jugador como Michel Ortega, quien con una ‘sutileza’ abrió el camino de la victoria para Colombia.
Un ‘sombrerito’ para superar la línea de volantes y de defensa dejó en completo mano a mano a Valencia, quien tras eludir al arquero se las ingenió para rematar al arco y luego sí enviar el balón al fondo de la red, tras fallar en el primer intento.
Con el gol quedó atrás ese partido denso, trabado y cortado. Malí, aunque siguió con su juego fuerte y de choque, se preocupó un poco más por buscar el arco de Cristian Bonilla quien, sin embargo, sólo se dedicó a buscar los balones que pasaban lejos de su portería una y otra vez.
Malí quiso, pero no pudo. La falta de ideas para crear riesgo fue evidente en los africanos. Hubiesen tenido la oportunidad de igualar el marcador si el húngaro Istvan Vad no se retracta tras haber señalado un penalti. Finalmente fue falta sobre el borde del área y el balón, una vez más, terminó en la tribuna.
En el segundo tiempo Malí quiso proponer un poco y demostrar que no en vano fue el primer equipo africano en lograr el cupo al Mundial, pero sus esfuerzos fueron insuficientes y por lo tanto también se convirtió en la primera selección del continente 'negro' en regresar a casa.
Cuando realmente se acercaron con peligro al área colombiana, apareció un inmenso Pedro Franco para cerrarles cualquier vía a gol y también para reprender a los suyos cuando costosos errores obligaron acertadas intervenciones de Bonilla.
Con Ortega y Valencia ya en el banco, Colombia cedió el control, pero apostó a rápidas salidas y a los pelotazos, ingredientes con los que se evitó que Malí lo acorralara en su área.
Por eso Lara envió a la cancha a Yerson Candelo, Fabián Castillo y Javier Calle con quienes no se recuperó de lleno el control del balón, pero sí se generaron opciones de riesgo que ilusionaron con el 2-0.
Pasaron los minutos, el gol no llegaba, pero el desespero tampoco hizo presa de los colombianos, quienes por el contrario jugaron con la ‘sabiduría’ que sólo da la calma.
James Rodríguez no se quería ir sin anotar y por eso en una de las últimas bolas de la noche le propuso una pared a Calle. Recibió la habilitación con un balón largo entre líneas y esta vez el cucuteño tuvo el tino y la puntería que le permitió irse a celebrar con el público del costado sur su segundo gol en el torneo y el tanto que ratificó la supremacía que mostró Colombia durante los 90 minutos.
Con este triunfo, Colombia mandó a empacar maletas a los jugadores de Malí, quienes jugarán su último compromiso ante Francia ya eliminados, pese a que el técnico Sekou Diallo había asegurado que el viaje al país suramericano había sido muy largo como para devolverse tan pronto.
Colombia, en cambio, jugará ante Corea del Sur su último partido de la primera fase con la única idea de asegurar el primer lugar del grupo para mantener a Bogotá como sede en los octavos de final.
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