Centenares de aficionados esperaron por la llegada de Argentina.
Un coro imponente trasnochó a Barranquilla: "¡Messi!, ¡Messi!, ¡Messi!" gritaba una multitud que desde muy temprano se acercó al hotel Estelar, donde en cualquier momento arribaría la Selección Argentina, para su juego contra Colombia de este martes.
Camisetas del Barcelona con el apellido de Messi en la espalda se lucieron orgullosas por el sector, gorros, banderas y camisetas de Argentina también hicieron presencia. Unas 500 personas aguardaron por sus ídolos y principalmente por Lionel. "Vengo desde Cali sólo para verlo a él", dijo una aficionada que sostenía en sus manos una imagen del 'crack' del Barcelona.
Eran las 11 de la noche cuando una sirena sonó y generó caos; la gente corrió para buscar la mejor ubicación, para ver de cerca el arribo de Argentina, el encuentro se acercaba. El bus oficial apareció, en medio de la escolta policial y de una bulla interminable.
El bus se detuvo. En el penúltimo puesto del costado derecho estaba sentado Messi, observando por la ventana, inmóvil. Los jugadores argentinos fueron descendiendo del bus mientras el caos se apoderaba del sector, nadie se quería perder un instante, una foto, una imagen. Messi seguía allí sentado.
"Qué se asome, qué se asome", gritaban a rabiar los barranquilleros. Messi descendió del bus, tranquilo, a paso lento, no habló, avanzó hacia el hotel donde otra multitud les esperaba para observarlo. Luego desapareció.
Afuera, la multitud continuó su peregrinaje por un buen rato más, poco a poco la ciudad volvió a la normalidad, sólo que ahora tiene un huésped de honor.
COLPRENSA
Un coro imponente trasnochó a Barranquilla: "¡Messi!, ¡Messi!, ¡Messi!" gritaba una multitud que desde muy temprano se acercó al hotel Estelar, donde en cualquier momento arribaría la Selección Argentina, para su juego contra Colombia de este martes.
Camisetas del Barcelona con el apellido de Messi en la espalda se lucieron orgullosas por el sector, gorros, banderas y camisetas de Argentina también hicieron presencia. Unas 500 personas aguardaron por sus ídolos y principalmente por Lionel. "Vengo desde Cali sólo para verlo a él", dijo una aficionada que sostenía en sus manos una imagen del 'crack' del Barcelona.
Eran las 11 de la noche cuando una sirena sonó y generó caos; la gente corrió para buscar la mejor ubicación, para ver de cerca el arribo de Argentina, el encuentro se acercaba. El bus oficial apareció, en medio de la escolta policial y de una bulla interminable.
El bus se detuvo. En el penúltimo puesto del costado derecho estaba sentado Messi, observando por la ventana, inmóvil. Los jugadores argentinos fueron descendiendo del bus mientras el caos se apoderaba del sector, nadie se quería perder un instante, una foto, una imagen. Messi seguía allí sentado.
"Qué se asome, qué se asome", gritaban a rabiar los barranquilleros. Messi descendió del bus, tranquilo, a paso lento, no habló, avanzó hacia el hotel donde otra multitud les esperaba para observarlo. Luego desapareció.
Afuera, la multitud continuó su peregrinaje por un buen rato más, poco a poco la ciudad volvió a la normalidad, sólo que ahora tiene un huésped de honor.
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